sábado, 6 de marzo de 2010

Madrid en Europa II - Javier Doz


Javier Doz expuso la necesidad de una reflexión desde el punto de vista sindical de la situación de Europa, contemplando los planos políticos, económicos y sociales. Expuso como había dos procesos diferenciados en la construcción de Europa: uno, en la década de los 90 del siglo pasado, muy intensa, con grandes aportaciones como el euro, o la política social que emanaba de Maastrich, a contrapelo de la ideología neoconservadora dominante, pero que supuso la base del modelo social europeo; y otra etapa, en la primera década de este siglo, en la que se pierde contenido y Europa pierde parte de su alma, debido principalmente a la fuerte influencia de las tendencias nacionalistas. Durante este siglo se ha producido la gestión de lo conseguido en los 90, pero se han realizado pocos avances.

La crisis actual ha impulsado la coordinación económica europea, pero no de forma autónoma sino bajo el paraguas del G20. Es necesario un gobierno económico europeo, ya que no se puede hacer competencia fiscal entre los países de la Unión, o al menos, entre los de la zona euro.

Para Javier Doz, los que provocaron la crisis, y que han sido ayudados por el dinero de todos los contribuyentes europeos, son los que ahora están paralizando la regulación de los mercados financieros y están poniendo las condiciones para la salida de la crisis. Esta situación, desde todos los puntos de vista, es intolerable.

Corremos grandes peligros si esta situación se mantiene. La salida de la crisis sólo se puede plantear desde el crecimiento, no desde los recortes presupuestarios. Hay capacidad suficiente para aumentar el déficit hasta que se produzca el crecimiento esperado. Los que causaron la crisis, le han puesto ahora a Grecia la condición de recortar los gastos sociales, que significa recortar gastos en sanidad, o en pensiones, o en el sueldo de los funcionarios. El problema principal es que no mandan los mercados, como muchos dicen, sino los especuladores de los mercados.

Es necesaria una voz desde la izquierda clara, que diga que sí, que es necesario reducir el déficit, pero no de la forma que se está planteando. El Pacto de Estabilidad no puede ser tan inflexible en esta situación; el proponer un límite del 3% de déficit es una barbaridad a la que no se puede llegar a no ser que se recorten drásticamente los gastos sociales. Estamos en condiciones de llegar, sin necesidad de reducir estos gastos sociales, a un déficit del 4,5 o 4%.

Otro gran peligro es la movilidad de capitales. La Directiva de Servicios va a facilitar la contratación de obras y servicios a empresas de otros países, sin que tengan que cumplir la legislación laboral de los países en los que se trabaja. Desde el sindicalismo europeo se ve como muy problemática esta situación, ya que puede dar al traste con todos los derechos conseguidos por los trabajadores europeos. Lamentablemente, este sindicalismo no tiene aún una capacidad de acción común para decir basta. Pero hay voluntad de reacción ante esta medida que se reflejará en próximas actuaciones.

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